Por: Esp. Prof. Liliana Scalia
La expresión "dos caras de una misma moneda" significa que dos cosas, aparentemente diferentes o incluso opuestas, en realidad están muy relacionadas y son aspectos de la misma cosa o situación. Es decir, aunque se vean distintas en su forma, comparten una intención común.
Plantear esta mirada sobre la relación entre Filosofía y Literatura no puede ser posible como una aseveración, sino como un interrogante. Es, tal vez, en el espacio de la duda donde reside su intersección.
Para ensayar el desarrollo de esta hipótesis, comenzaremos por reconocer, en primer lugar, la particularidad que hace distinguible el pensamiento poético (propio de la Literatura como Arte), frente al pensamiento racional (propio de la Filosofía como Ciencia). En este intento recurriremos a filósofos y poetas que nos permitan distinguir las fronteras.
Según el profesor y filósofo brasilero Paulo Volker (2000), existe entre la Filosofía y la Literatura algo esencialmente diferente, imposible de mezclar, que es la base de la constitución de una y otra. Filosofía y Literatura son paredes hechas de materiales distintos. La “pared” de la filosofía está hecha de conceptos, en tanto la “pared” de la literatura está hecha de metáforas.
Un concepto nunca podrá ser una metáfora del mismo modo que una metáfora nunca podrá ser un concepto. El concepto persigue la objetividad y para lograr ese efecto: define, describe, clasifica y hasta prevé el objeto de conocimiento. El filósofo construye y organiza sus conceptos a partir de la razón fundada en causalidad, finalidad, función, estructura y busca armar una geometría, una teoría que relacione los conceptos y configure dimensiones. Su pensamiento y su discurso es esencial para reconocer y trazar rutas que expliquen y construyan caminos que den sentido a la presencia y al andar de la humanidad en este planeta. Su producción es una necesidad humana: la de dudar y buscar respuestas.
En cambio, la metáfora traslada el sentido de las palabras a contextos que no son lógicamente los suyos, aunque guarda silenciosamente algunas relaciones discretas con el contexto original. La metáfora actúa desde una percepción interna, singular y particular. Es una comunicación indirecta que no logra nombrar, sino que insinúa en forma oblicua, rodea el sentido. La metáfora entonces no tiene un significado definitivo, es simbólica, polisémica, alusiva.
En otras palabras, la Filosofía procura precisión mientras que la Literatura juega con la imprecisión. Ambas formas de pensamiento utilizan el lenguaje, pero una sustrayendo la ambigüedad y la otra trasladando creativamente las formas y las referencias, no para armar un concepto, sino para escapar de él.
El pensamiento poético no busca demostrar ninguna teoría psicológica, antropológica o filosófica. El texto artístico busca la experiencia que conduzca al escritor y al lector a mirarse y conocer algo más acerca de sus contradicciones, miserias, grandezas y trascendencia, es decir, acerca de lo más profundamente humano. Al respecto, la literatura es una “mentira para decir verdades”, nos proponen pensar las escritoras argentinas Liliana Bodoc (2024) y María Teresa Anduetto (2025). A través del uso creativo de los lenguajes cotidianos, los textos literarios logran crear otra representación ficcional del mundo y nos permiten experimentar sensaciones, emociones e ideas que no se dicen, sólo se sugieren, porque son innombrables. Al respecto Borges señala que “esa inminencia de una revelación que no se produce es, quizás, el hecho estético” (citado en Anderson Imbert, 1970).
En este mismo sentido, Maurice Blanchot (1993), filósofo y crítico literario francés, sostiene que, cuando la literatura calla, retrocede el silencio y lo que invade es el ruido. La literatura se entiende, así, como un lugar que guarda el silencio; por eso, si desaparece, perdemos el silencio propio del estado de conmoción frente a lo esencialmente humano y damos paso al sonido articulado del discurso lógico-científico, que busca darle voz a lo inmaterial de la experiencia. En otras palabras, lo que hace el escritor literario, dice Blanchot, es acallar las explicaciones, las interrumpe.
Quizás es, en esta bisagra, donde nunca van a poder tocarse ambos discursos, porque, aunque buscan acercarse a lo inexplicado/ble, el pensamiento filosófico se atreve a habitarlo para poder entenderlo, mientras que el pensamiento poético lo evoca, sólo se atreve a aludirlo, a sentirlo.
De acuerdo con el discurrir alcanzado hasta esta línea, podríamos responder afirmativamente a la pregunta que titula este texto, en tanto la Filosofía y la Literatura pueden interpretarse simplemente como diferentes formas de comprender lo humano.
Sin embargo, me reservo el beneficio de la duda, porque hay un lugar en el que jamás podrán intercambiarse. La Filosofía tiene el propósito de explicar con razonamientos, mientras que el Arte busca la experimentación. No parten de la misma intención.
Esta diferencia se evidencia aún más cuando la Filosofía se encuentra frente a un misterio insondable y para intentar explicarlo recurre a recursos poéticos o simbólicos; sin embargo, en ese mismo momento, cuando la razón no alcanza, se convierte en Literatura. Es ahí donde el homo sapiens no puede avanzar más y precisa de otro tipo de conocimiento (que no sale de la mente, sino del corazón).
No obstante, un buen texto literario impulsa a su lector a explicar/se la experiencia interna que le provocó y, para eso, necesita de las habilidades del pensamiento crítico, ético y creativo propios de la Filosofía; o puede entrar en diálogo con teorías e ideas de grandes pensadores filósofos que ya regalaron a la Humanidad sus explicaciones para ampliar la perspectiva puramente experiencial. Sin dudas, la Literatura también necesita del pensamiento filosófico y lo habilita.
La Filosofía del Arte —que busca comprender la naturaleza del arte, su función en la sociedad, la interpretación de las obras o su vínculo con la realidad y el conocimiento— junto con la Estética —centrada en la belleza y en la experiencia estética— son ramas de la Filosofía que avalan la legitimidad y la necesidad del pensamiento y del discurso explicativo para abordar la Literatura. Sin embargo, cuando el lenguaje racional se agota y debe recurrir al símbolo o a la metáfora, ello revela, a mi parecer, una forma bella y creativa de reconocer no solo su complementariedad con la Literatura, sino también el límite humano de la razón ante el Misterio.
En el devenir del pensamiento, la moneda de los interrogantes existenciales ha sido lanzada hacia arriba y se precipita dando vueltas sobre sus lados, pero no se sabe si caerá cara o seca debido a que el punto de llegada, como el de partida, es el Misterio mismo y no tiene principio ni fin.
Y así transcurrimos, intentando pensar y sentir en un vaivén filosófico y poético, hasta presentir lo innombrable e inconmensurable. Ante ello, emergen con frecuencia dos actitudes que han modelado corrientes filosóficas y literarias: la de la Angustia Infinita (como un incalculable laberinto rizomático 1) o la de la Fe Esperanzadora (como el Amor que mueve el sol y las estrellas 2 ).
Creo entrever aquí otras metáforas que callan el discurrir y se abren, humildes y esperanzadoras, ante el Misterio:
Vivir en la penumbra
sin certeza alguna,
tan sólo buscar la rosa.
Despertar interrogantes
aquietar delirios.
Buscar el alma de las cosas,
respetar su misterio.
No intentar describir
¿disecar?
ni ex - poner
¿profanar?
Tan sólo buscar la rosa.
Ana María Nieto (2024)
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1 Imagen poética recurrente en la literatura borgeana.
2 Versos célebres de la Divina Comedia de Dante Alighieri.
Referencias:
Anderson Imbert, A. (1970) Historia de la literatura Hispanoamericana II. Época contemporánea. Ed. Fondo de Cultura Económica.
Andruetto, María Teresa (2025) El arte de narrar. Ed. Fondo de Cultura Económica.
Blanchot, M (1993) El espacio literario. Ed. Paidos.
Bodoc, L (2024). La Literatura en los tiempos del oprobio. Letra Sudaca Ediciones
Nieto, A. M. (2024) Desde mí. Publicación digital: https://heyzine.com/flip-book/ec6c08ea95.html#page/16
Volker, Paulo (2000) Filosofía y literatura o las relaciones peligrosas, en: Kohan, W y Waskman V. (compl.) Filosofía para niños. Discusiones y propuestas. Ed. Novedades Educativas
Especialista en Lectura, Escritura y Educación (FLACSO). Profesora de Enseñanza Media y Superior en Letras (FFHA, UNSJ). Docente e investigadora de la Universidad Nacional de San Juan. Capacitadora y tallerista de encuentros en torno a la literatura. Docente en el Nivel Medio: Colegio Central Universitario Mariano Moreno.