Me preguntaron qué es la docencia para mí y respondí ¡una pasión! Sí, una pasión que nace del alma, que perdura a pesar del tiempo. Jubilada, debo soportar el síndrome de abstinencia.
He sido muy feliz en los años de docencia frente a alumnos tanto en primaria, secundaria, y en la universidad. La vida me dio la oportunidad de orientar el rumbo de la educación y lo hice con esmero, responsabilidad; pero siempre extrañando el vínculo inigualable que se da en el aula.
Para mí, la docencia es acompañar a esa persona, que circunstancialmente es alumno, en el proceso de poner en valor su dignidad ontológica como ser humano; acompañarlo a cuestionarse sobre el sentido de la vida, sobre la razón de ser de las cosas, acompañar su búsqueda de la verdad y el bien.
Ser docente de vocación y no solo por oficio marca a fuego y llena el alma toda la vida. Es apasionante escuchar, ayudar con preguntas, de alguna manera desafiarlo, para que en él surja el deseo o la necesidad de rebatir una argumentación, o de buscar otra fuente, o de dar su propia opinión fundamentándola.
¿Hay mayor felicidad que participar en este proceso en el que el alumno es realmente el sujeto, mientras uno solo le alcanza un par de herramientas?
Sí, hay una felicidad mayor, y es cuando hoy camino por una vereda y a la distancia advierto rasgos de un rostro conocido, y dudo… pero al acercarnos, un hombre de cincuenta o más años me dice: - “Adiós profesora”; ¡y entonces brinca mi corazón y toco el cielo con las manos!
Agradezco profundamente a Dios esta vocación que aún enredada en las urgencias cotidianas alcanzó ribetes de trascendencia. Gracias por esta pasión, llama que no se consume con el tiempo. Gracias a mis alumnos y alumnas por permitirme crecer.
"HAZTE EL QUE ERES..." es el verso 72 de la obra "Píticas II" de Píndaro (518 a.C.), un poeta griego, quien también fuera un excelente cronista de los Juegos Olímpicos, por lo que fue reconocido como "poeta deportivo". Esa obra es un elogio a los deportistas griegos por superarse hasta alcanzar su mayor potencial.
El verso mencionado es el más difundido, y se lo ha interpretado como una exhortación a la excelencia (en el sentido de "aristós"), porque se tienen condiciones para ello... (ver más)