"HAZTE EL QUE ERES..." es el verso 72 de la obra "Píticas II" de Píndaro (518 a.C.), un poeta griego, quien también fuera un excelente cronista de los Juegos Olímpicos, por lo que fue reconocido como "poeta deportivo". Esa obra es un elogio a los deportistas griegos por superarse hasta alcanzar su mayor potencial.
El verso mencionado es el más difundido, y se lo ha interpretado como una exhortación a la excelencia (en el sentido de "aristós"), porque se tienen condiciones para ello. También se lo ha interpretado como el deber de llegar a ser lo que ya eres de nacimiento, (referido a la nobleza de cuna, "hijo de reyes").
El sentido platónico lo refiere a llegar a ser lo que por naturaleza puedes y debieras ser. Implica considerar que la persona posee por naturaleza capacidades, talentos, aspectos que deberá desarrollar y perfeccionar de su ser. Esta interpretación se manifiesta en su definición de educación: “Educar es dar al cuerpo y al alma toda la belleza de que son suscetibles”.
La acción educativa será “pedagógica”, en el sentido de guiar, acompañar, para que cada ser humano logre el desarrollo armónico pleno e integral de todas sus potencialidades; hoy diríamos en lo psicofísico, sociocultural, espiritual y trascendente para “que llegues a ser quien eres”.
Es solo guía, porque es tarea de cada uno hacerse a sí mismo. Ardua tarea que supone saber qué somos para discernir qué podríamos y debiéramos ser, y luego ver cómo llegar a serlo.
Los interrogantes sobre la esencia del hombre (lo que es) y sobre el significado de su existencia (para qué existe) no nacen de raíz científica (como cuando nos preguntamos qué es el universo); estos interrogantes irrumpen en la existencia personal y nos exigen respuesta; son existenciales, de raíz metafísica.
Este es el misterio del ser humano: es, y se hace (en lenguaje aristotélico poner en acto lo que ya se es en potencia), ser y proyecto inacabado…
Será necesario conocernos, quitar los velos, para que aparezca la realidad de nuestro ser y llevar a la plenitud lo que ya somos; por tanto, conquistar la libertad interior, orientar el conocimiento hacia la verdad, y la voluntad hacia el bien; aprender a ser, a convivir, a amar. ¡Menuda tarea!
"HAZTE EL QUE ERES..." resuena como un eco.
El mundo cambia vertiginosamente y esto genera incertidumbre. Sentimos que necesitamos un GPS para orientarnos y entender nuevas ideas que de pronto dominan el escenario sin dar tiempo a análisis o críticas. Se nos hace difícil la legítima tarea de intelección de la realidad, más aún si adoptamos una actitud de rechazo “al bulto”, que impide ver lo nuevo como oportunidad para cambios de fondo que hacen falta.
¿Cuáles son los desafíos de este tiempo? ¿Cómo construir a partir de ellos? No cabe dejar fluir, tampoco el gatopardismo. Corresponde ubicarnos en el nuevo mapa para avizorar caminos posibles... (ver más)