Aristocles era un joven de “espaldas anchas”, omóplatos salientes, de ahí que sus amigos le pusieron de apodo “Platón”, y así quedó para la historia. Platón había aprendido y ejercitado con su maestro Sócrates el método para reflexionar sobre un tema.
El método socrático consistía en debatir el concepto que daba uno y rebatir sus argumentos a fin de ayudar al joven interlocutor oponente a descubrir por sí la verdad. Ese método tenía tres pasos claros: escuchar, preguntar y dialogar, hasta llegar a un concepto. Por ejemplo, se planteaba el tema de “la justicia”, primero se escuchaban las opiniones (opinión es un conocimiento probable; dóxa, en griego), luego empezaban las preguntas cada vez más profundas y con ellas el diálogo, a fundamentar lo que se dice, a pulirlo, hasta llegar a un “concepto” que permita entender qué es y qué no es ser justo. Así lo leemos en el primer Libro de “La República” de Platón. (1)
A ese método Sócrates le llamó “mayéutica” cuya etimología remite al “arte de las parteras”, ayudar a dar a luz, ayudar a parir, oficio de las parteras que ayudan a que el niño nazca; se dice que la esposa de Sócrates era partera.
La tarea del filósofo es similar, ayudar por medio del diálogo que interpela a que el joven (y no tan joven) descubra por sí la verdad que se busca; es ayudar a dar a luz, a encontrar aspectos que nos acerquen al ser de las cosas; por eso la tarea de filosofar es una búsqueda incesante de la verdad.
Sócrates no escribió ningún texto, pero fue el protagonista de los textos escritos por su discípulo Platón, quien describe los diálogos socráticos, y el método de la mayéutica. Por citar algunos: “El mito de Eros” en el Diálogo “El Banquete”, que en esencia es plantear el problema del conocimiento; o en el “Timeo”, cómo se genera el mundo sensible, o el conocido “Mito de la caverna” de “La República”.
Para Filosofar hay que estar dispuesto a escuchar, cuestionar, dialogar en serio, tener actitud de apertura para evitar quedarse en la zona de confort de la opinión previa o esquemas prefijados y querer hacer el esfuerzo de dar a luz consideraciones que nos permitan responder desde nuestra limitación (por eso son precarias) a los por qué últimos, que den razón de la realidad y de nosotros mismos.
Referencia: Olivari, Walter (2008) Sobre la justicia en el libro“La República” de Platón. www.redelyc.org; (Del Libro I, analiza el diálogo de Sócrates, el filósofo, con Trasimaco, el sofista.; y del Libro II la discusión entre Glauco y Sócrates sobre el origen de la justicia, que le obliga a éste a desarrollar su posición respecto a qué es lo justo y lo injusto).
El mundo de hoy padece de incomunicación. Las distancias se han acortado por la tecnología pero vivimos distanciados por la abundancia de tensiones, odios, divisiones y “grietas”; la falta de diálogo es un síntoma preocupante.
Nos gana la impotencia, sentimos como si caváramos la fosa a la fraternidad. Anhelamos la unidad y la paz, pero no sé si estamos tan dispuestos a superar esas brechas. (ver más)