El mundo de hoy padece de incomunicación. Las distancias se han acortado por la tecnología pero vivimos distanciados por la abundancia de tensiones, odios, divisiones y “grietas”; la falta de diálogo es un síntoma preocupante.
Nos gana la impotencia, sentimos como si caváramos la fosa a la fraternidad. Anhelamos la unidad y la paz, pero no sé si estamos tan dispuestos a superar esas brechas. ¿Podremos encontrar puntos de unión que nos permitan mejorar la relación y por tanto la calidad de vida y la sociedad en que vivimos?
El ser humano tiene la capacidad de mirar de frente (“anti-ops” -anti: de frente / en contra; ops: vista) porque posee visión binocular, sus ojos están ubicados frontalmente y le permiten un campo visual de 170 grados aproximadamente. Los verbos “ver” y “mirar” tienen diferentes raíces, significaciones e interpretaciones, que el Diccionario de la RAE resuelve al decir que ver es propio de quien tiene ojos, órganos visuales; mirar es poner atención en lo que se ve.
Si bien “ver y mirar de frente” no es un atributo exclusivo de la especie humana, en el humano adquiere otra significación. “Mirar de frente” le permite reconocer lo “otro” y diferenciarlo de sí mismo. La realidad que lo circunda es “lo otro” que no es el “yo”; y a “lo otro” lo puede reconocer como ajeno o como semejante.
Más aún, al percibir al otro ser humano como semejante, puede dirigirse hacia él como “ello” (cuando lo trata como objeto, lo utiliza); o mirarlo como un “tú”, “otro yo”, reconociendo su ser y dignidad; y entonces la relación no será la misma. En este caso está dada la condición ontológica para la comunicación interpersonal.
Desde la filosofía, la teoría antropológica personalista de Martin Buber (filósofo judío del S.XX) al concebir al hombre como ser de naturaleza comunicativa y dialógica, realiza una valiosa contribución al estudio de la comunicación. Esta antropología basada en la confianza, el respeto, el reconocimiento del otro en su esencia de persona y en su decir, implica una visión humanista, ética de la comunicación intersubjetiva, “comunicación dialógica”, “entre sujetos” (1).
Buber, en su libro “Yo y tú”, nos hace pensar que el hombre para asumirse como humano debe trascender su individualidad hacia la relación con el tú, en una reciprocidad dialógica. (2)
El diálogo quizá sea la expresión más compleja de la comunicación interpersonal (“dia-logos”: palabra entre dos, o pensar entre dos, o pasar la palabra o el pensamiento a través de otro). El diálogo nunca es “químicamente puro” ni neutral, porque cada uno incide en el otro.
¿Por qué el diálogo a veces nace condenado al fracaso?
Cuando el supuesto diálogo es un monólogo en términos imperativos en el que el otro tiene que asentir, allí no hay palabra ni pensamiento compartido.
Cuando nos encerramos en las propias ideas o intereses, aquí no pasa la palabra o el pensamiento a través de otro.
Cuando al mirar de frente no se reconoció al otro como “otro yo”, sino que se lo miró como “ajeno” o “contrario”, como un antagonista.
Dialogar no es fácil en un mundo signado por la inmediatez, pero es posible. Requiere “claridad de la propia identidad y la disposición de ponerse en lugar del otro”. Exige de cada uno respeto por el otro, afirmación de su valía, reconocerlo como “igual a mí”, aceptar sus diferencias, confiar en la rectitud de sus intenciones, en la sinceridad de sus palabras. La posibilidad del diálogo depende de la apertura del espíritu para recibir al otro como es, en su singularidad.
Se necesita el ejercicio de la escucha sabiendo que “abrirnos a los otros no empobrece nuestra mirada, al contrario, nos hace más ricos porque nos hace reconocer la verdad del otro, la importancia de su experiencia y lo que existe detrás de sus palabras”. (3)
Mirar de frente al otro como “otro yo”, reconocerlo igual en dignidad y diferente, es esencial para la comunicación humana.
Sólo desde el encuentro humano genuino puede generarse el diálogo, que poblado de silencios expresivos, de escucha activa, y de palabras significantes, permite acordar, disentir, crecer, por ende resolver problemas, enmendar errores cerrar heridas y abrir senderos; es por tanto un camino que hay que transitar si queremos mejorar la convivencia y construir una sociedad plural y solidaria; en definitiva construir futuro.
(1) Vivian, Romeu (2018) Buber y la filosofía del dialogo: … Aportes de la filosofía dialogica de M.Buber a los estudios sobre comunicación. Montevideo. www.scielo.edu.uy
(2) ) F. de Santiago Rivero S, Revista científica, U.A.Hidalgo, Mexico. uaeh.edu.mx
(3) Papa Francisco (2016). Meeting de amistad entre los pueblos”. [Rímini, 19-25 de agosto de 2016]
En un mundo de por sí ruidoso, con gente ruidosa, pareciera que divertirse exige máximo volumen y gritarnos por todo. Hablamos de más, tanto que se acuñó la expresión de “incontinencia verbal”. Y esto sin contar la vacuidad de conceptos, y su reemplazo por la repetición de las opiniones de los “todólogos”, que hoy hablan de un tema, mañana de otro, como si fueran expertos. Las conversaciones se reducen a sondear quién ha escuchado a quién, sin palabras que surjan de la propia reflexión.
Es que el ruido atosiga el pensar. En el aturdimiento hay poco lugar para el silencio... (ver más)