“Hay tanta soledad sobre la vida, tanta inútil palabra repetida, que la esperanza es sólo lenta estrella, camino sin final, profunda herida…”. A veces así lo sentimos.
En la mitología griega, cuando Pandora abrió la caja que Zeus le había regalado, también salieron de ella espíritus malignos. Desesperada, al intentar cerrarla, quedó un don adentro: el de la esperanza. Puede que de ahí sea el refrán: “la esperanza es lo último que se pierde”. O quizá el símbolo de la búsqueda inacabada de un horizonte, la semilla de esperanza que anida en el corazón humano - para algunos nostalgia del bien perdido- o como se quiera interpretar.
Más allá del refrán y más acá del mito, lo cierto es que el ser humano es el único ser que espera. La esperanza es exclusivamente humana. Se vive como la confianza en que vaya a ocurrir algo que se tiene por bueno o se desea.
San Isidoro de Sevilla, filósofo del S.VI, en sus “Etimologías”, dice que “esperanza” (spes) es como decir “es pie”, es como los pies que permiten caminar; lo contrario a “desesperación”, porque donde faltan los pies no hay posibilidad de andar (1). Así, “desesperar” sería perder la confianza en llegar, como “perder los pies” en el camino.
“Quien espera, desespera” ¿por qué? Porque no hay nada peor que poner la esperanza en algo poco confiable o seguro. Sólo quien sabe qué sostiene su esperanza, no desespera. ¿Dónde está la razón de nuestra esperanza? Una pregunta para pensar…
En tiempos difíciles no es fácil vivir la esperanza. Cuando advertimos que por los bosques de la vida se nos quedó enredada, recuperarla es ardua tarea, pero posible. Los tiempos difíciles son tiempos de profundizar raíces; de renovar la confianza si parece oxidada; de fortalecer la unidad y la solidaridad; de cuidarse, sí; pero también de abrirnos para ayudar a los demás, ligar el corazón y los afectos.
"Hay tanta soledad pero no llores, aún quedan para ti los largos ríos, el amplio mar, el misterioso cielo; y algún amigo, y jardín y flores. Aún queda el grito más también el canto, el silencio,… y la buena palabra que tú nombres, …la voz que se alza sobre un mundo nuevo y un himno de alegría esperanzada. Aún queda el sueño de los otros hombres en páginas iguales repetido, y su misma canción esperanzada, y tu misma alegría por la vida!" (Ricardo Posse).
Queda mucho camino por andar… no nos quedemos anclados, volvamos a empezar; pongamos nuestra esperanza en bienes perdurables, los que enriquecen la vida. Vivir la esperanza en tiempos difíciles también es confiar en Dios, última razón de la esperanza humana; en ese Dios que siempre nos espera.
(1) Anders, V. (n.d.). ESPERANZA. Etimologías De Chile - Diccionario Que Explica El Origen De Las Palabras. https://etimologias.dechile.net/?esperanza
(2) “Canción esperanzada” de Ricardo Posse, musicalizada por Raúl Solari.
Es verdad que a veces nos invade la sensación de que la única certeza es la incertidumbre; lo cual nos obliga al corto plazo, a tener plan a) y b) para cada cosa “porque nunca se sabe qué va a pasar”.
En situaciones como estas lo que menos se necesita son quejas por cualquier cosa y “caras de vinagre”, necesitamos optimismo... (ver más)