¿Qué es el hombre? parece una pregunta más de la vida cotidiana, pero no es así porque el preguntarse por sí, por su esencia, tiene una trascendencia singular, ya que la pregunta ¿Qué soy? implica la búsqueda de ¿Quién soy?; y porque a través de ella se encuentra una clave de la interpretación del mundo, de la sociedad, de lo sobrenatural.
Preguntarse por sí es una exigencia del humano y si bien hay respuesta en los mitos, las religiones, la filosofía, él sabe que las respuestas son provisorias, porque el misterio del ser y existir del hombre hace que la pregunta siempre sea vigente.
Los invito a que hoy reflexionemos sobre el ser del hombre desde las etimologías. Disfruto hacerlo, pues las etimologías son el corazón de las palabras, ellas palpitan en cada palabra que usamos, y si uno las atiende, nos remiten al ser de las cosas y podemos descubrir su significado primigenio.
El término “hombre” (como ser humano) en latín es “humus”, significa “barro fértil” y refiere a su ser orgánico, su corporeidad.
En la etimología griega es “ántropos”, término que puede provenir:
de la conjunción “antí-ops” (mirar de frente) que refiere a su relación con los demás, a su capacidad de diálogo.
o de “anatron a opopé”, porque el ser humano es capaz de ponerse frente a sí, mirarse como objeto de estudio, conocerse a sí mismo, de conocer al mundo que lo rodea e interpretarlo.
En este sentido, Platón en el “Cratilo” dice que “ántropos” significa que, al contrario de lo que hacen los animales incapaces de observar nada de lo que ven, de razonar sobre ello y de examinarlo, el hombre, apenas lo ha visto (y opopé tiene ese sentido) aplica su examen y razonamiento a lo que ha visto. Por esta razón el hombre ha sido denominado con justicia “ántropos”, porque examina lo que ha visto (anatron a opopé).
También se consigna que “ántropos” procedería de “ana- trop” (movimiento o dirección de abajo hacia arriba) que lleva a considerar al hombre como un ser capaz de dirigirse hacia lo alto, de ponerse metas, fines, de elegir valores que lo realicen como persona, que lo eleven hacia el cumplimiento de su fin último, de la plenitud de su existir.
Para Aristóteles el ser humano es: “zoon logos”; y como “logos” es tanto palabra como pensamiento, el humano es un “ser vivo que posee palabra”, o “animal racional” que define lo que es el hombre por sus características esenciales. Aporta José Antonio Míguez (1964), que el término “ántropos” puede provenir de “énarzron ejem epos”: poseer palabra articulada, por su capacidad de comunicarse con un lenguaje significativo.
¡Es apasionante el abanico de aspectos esenciales del ser humano que nos develan las etimologías! Son la gran puerta de entrada a la reflexión sobre Quién es el hombre.
“Cualquier destino, por largo y complicado que sea,
consta en realidad de un solo momento:
el momento en que el hombre sabe para siempre Quién es”
Jorge Luis Borges
Míguez, José Antonio (1964) “Obras de Platón”, Introducción, Editorial Herder
“Conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses” estaba escrito a la entrada del Oráculo de Delfos, ciudad griega situada al pie del Monte Parnaso.
“Conócete a ti mismo” es para Sócrates, el principio de la sabiduría.
“En esto consiste la sabiduría, en conocerse a sí mismo”... (ver más)